Sí, existe la diferencia entre identidad e imagen corporativa. No es extraño pensar que, si tu cliente no pertenece al sector del marketing y la publicidad y no controla demasiado este mundillo de terminologías, ponga cara de que le ha dado un cortocircuito en la cabeza.
Esto no quiere decir que sea un ignorante ni mucho menos, incluso a la gente del gremio les cuesta definir con sencillez la diferencia. Ay, con lo fácil que es aprenderse los conceptos como si se los explicásemos a niños pequeños. Por eso, en este post vamos a intentar dejar clara la diferencia.
Como empresa, tengo identidad corporativa
El primer eslabón de la cadena es definir muy bien la identidad corporativa. Esta no es más que el nombre de la empresa, un nombre que requiere de un pensamiento previo en profundidad. Hay que tener en cuenta que tiene que permanecer en la mente del cliente potencial. Y si no que se lo digan a Coca Cola o sin ir más lejos, al Papel Albal. ¿Quién no apunta en su lista de la compra “papel Albal” en lugar de “papel de aluminio”?
La identidad corporativa atiende a cómo la empresa quiere ser percibida por el público. Con esto nos referimos al conjunto de elementos visuales para comunicar y materializar los valores de la empresa.
Con la identidad corporativa estamos intentando dotar de personalidad a la marca, logrando que sea reconocible por su público proyectando un discurso particular y único
El logotipo, el diseño de la web, las tarjetas de presentación, la imagen de la oficina u otros elementos como el merchandising junto con la forma de comunicarse de la empresa, dan forma a la identidad corporativa.
¿Y el branding dónde se queda?
Tenemos que hacer un alto en el camino e incluir el branding. En Blubber ya lo hemos definido en otro post, pero es necesario rescatarlo ahora.
Con la identidad corporativa estamos intentando dotar de personalidad a la marca, logrando que sea reconocible por su público proyectando un discurso particular y único.
Para que la maquinaria se ponga en marcha necesitamos definir principios, valores, comportamiento, cómo se va a comunicar, cómo de competitivo será… Esto es vital y una estrategia de branding ayudará a definir esa personalidad con la que dotaremos de vida a la marca.
También tengo imagen corporativa
Nos faltaba terminar de definir la segunda pata de esa dicotomía que hemos planteado en el título, pero nos vamos por los cerros de Úbeda, escalamos e incluso nos tomamos una cerveza.
Stop, ya seguimos. La imagen corporativa no es más que la percepción de los demás de tu empresa. Esto trasciende al diseño y se fija más en el comportamiento diario de la empresa.
Si con la identidad corporativa delimitamos cómo queremos que nos vean, la imagen corporativa refleja cómo nos ve realmente el público. Aquí el receptor ya se ha empapado de identidad corporativa con el logo, el claim o hasta el tipo de anuncio. Con todo esto se ha creado una imagen, una concepción psicológica de la marca ya sea buena o mala.
Por ejemplo, si una marca de ordenadores vende tecnología, eficiencia, un diseño sofisticado y rapidez, pero un cliente compra uno de esos ordenadores y le da problemas desde el minuto uno, tendrá una percepción mala de la marca, o sea, se crea una crisis de imagen corporativa.
Tras esto creemos que la diferencia ha quedado clara. Si te ha gustado y consideras que con este post puedes incluso ‘evangelizar´ al resto de mortales, solo tienes que compartirlo. Es un clic, solo.